Historia General del Pueblo Dominicano Tomo II

86 /DV 'HYDVWDFLRQHV GH \ de dos siglos en ser utilizado para nombrar a los nacidos en la isla. Muchos eran españoles, como el padre Méndez Redondo y Hernando Montoro. La tradición ha hecho del segundo un mulato, pero en ningún documento apa- rece como tal. Montoro fue alcalde ordinario de La Yaguana y la legislación de ese tiempo prohibía que un hombre de color desempeñase cargos públi- cos. Aunque los historiadores han convertido a ese personaje en el principal caudillo de la rebelión de Guaba, carece del relieve que Peña Batlle vio en él. Como dijo Mir, Montoro se mostró desdibujadamente, como un simple líder regional apoyado por los holandeses, en cuyos navíos se embarcó, desapare- ciendo para siempre del escenario insular. No fue, como aseguró Peña Batlle, descuartizado. Lejos de ser un movimiento revolucionario de matices independentistas, el alzamiento de Guaba no pasó de un intento desesperado de quienes se ne- garon a acatar la mudanza a las nuevas poblaciones. Ni los rebeldes lucharon contra las tropas de Osorio, ni opusieron la más mínima resistencia a su des- alojo del bosque en que se refugiaron. La mayoría se sometió a la obediencia del rey y el resto, si bien huyó a Cuba, terminó por regresar a Santo Domingo. /D DÀUPDFLyQ GH TXH HQ KDEtD \D HQ OD FRORQLD XQD FRQFLHQFLD QD - cionalista capaz de propiciar un desarrollo político autónomo carece de ba- ses materiales que la sustenten. Para que esa conciencia pudiese brotar era QHFHVDULD FRPR DUJX\y 0LU OD H[LVWHQFLD GH XQD EXUJXHVtD TXH HQDUERODVH XQ ©LQVWUXPHQWR SURJUDPiWLFR GH QDWXUDOH]D UHYROXFLRQDULDª \ HV REYLR TXH en la isla no había en esa fecha una clase burguesa. Pretender que la socie- dad colonial de entonces se aglutinase en torno a una economía dependiente del comercio ilegal es una quimera. La sociedad española de los tiempos de Felipe III aún no había rebasado la etapa de la Reconquista. Le faltaban, para ponerse a la altura de otros países europeos, las fuerzas productivas y las relaciones sociales que le hubiesen permitido alcanzar esa meta. Es posible que las Devastaciones truncaran la aparición de un nuevo modelo económico, pero esa es otra historia distinta de la que fue.

RkJQdWJsaXNoZXIy MzI0Njc3