Historia General del Pueblo Dominicano Tomo II

78 /DV 'HYDVWDFLRQHV GH \ HO JREHUQDGRU OR FRQPLQy D QR KDEODU PiV GHO WHPD SXHV ©VLHQGR VXV VHUPR - QHV FRPR HO SDVDGR SRGUtD UHVXOWDU GH HOORV DOJ~Q PRWtQ \ DOERURWRª 7RGR OR relativo a las Devastaciones, alegó, estaba ya olvidado, de modo que no debía VRUSUHQGHU ©HO HVFiQGDOR TXH HO MHVXLWD KDEtD SURYRFDGR HQWUH OD JHQWH ELHQ LQWHQFLRQDGDª /D LVOD VH KDOODED HQ DEVROXWD FDOPD \ ORV HIHFWRV EHQHÀFLRVRV de la limpieza a la vista de todos. Más de 150 esclavos cimarrones habían sido apresados y muertos unos 30 rescatadores, los más famosos de cuantos se ha- bían dedicado a comerciar con corsarios y piratas. El padre Funes era un buen religioso, pero pecaba de falta de prudencia para obrar con tino y no dañar ciertos negocios propios del servicio del rey. El jesuita hizo caso omiso de la orden de Osorio, apeló a la bula 'H]HQD GRPLQL para corroborar su denuncia \ DPHQD]y FRQ H[FRPXOJDUOR VL SHUVLVWtD HQ LPSRUWXQDUOR (O UH\ UHVROYLy OD disputa recomendando al general de la Compañía de Jesús que amonestase D )XQHV SDUD TXH HQ OR VXFHVLYR SUHGLFDVH ©FRQ OD WHPSODQ]D \ FRQVLGHUDFLyQ QHFHVDULDVª La mayor preocupación de Osorio no era el escándalo causado por el sermón, sino la defensa de la ciudad de Santo Domingo, que deseaba cercar sustituyendo la muralla vieja, aún sin terminar, por otra nueva, y estrechando su perímetro. Recibida la aprobación real, procedió a delinear el contorno de la muralla, a preparar el terreno y a construir tres hornos de cal, en cuyo WUDEDMR HPSOHy D HVFODYRV SUHVRV /D FDUHQFLD GH XQ PDHVWUR HQ IRUWLÀFDFLRQHV GH FDQWHURV \ GH H[SHUWRV HQ FDO GLÀFXOWy ORV DYDQFHV GH OD REUD $XQ FXDQGR 2VRULR KDEtD DÀUPDGR TXH OD LVOD HVWDED WUDQTXLOD WXYR que enfrentar durante una buena parte de 1607 varias bandas de vecinos y cimarrones que deambulaban a su aire por las devastadas villas del norte. Una de esas bandas se había trasladado a la pequeña isla de la Tortuga con HO SURSyVLWR GH UHVFDWDU FRQ DOJXQRV H[WUDQMHURV TXH KX\HURQ FXDQGR VH envió contra ellos una partida de soldados. Otra banda, compuesta por 27 negros, un francés y un gallego, monteaba reses silvestres por los lados de cabo Tiburón. Osorio despachó contra ella al capitán Francisco Jiménez, quien luego de recorrer dicho cabo, los Siete Ríos y La Sabana, logró capturar a 9 esclavos en la isleta de Caimito. El lugar de San Nicolás, en la banda norte, albergaba también a un grupo de rebeldes comandados por Alonso García Mayo e integrado en su mayor parte por negros bozales. Los esfuerzos del alférez Durango de Céspedes por apresarlo fueron infructuosos. Paralelamente a todas esas acciones, el gobernador, en acatamiento a la &pGXOD GH GH RFWXEUH GH H[SXOVy D ORV KRODQGHVHV UHVLGHQWHV HQ OD colonia que no estaban naturalizados. En ella solo permanecieron un relo- MHUR RUJDQLVWD \ GRV WURPSHWDV FX\RV RÀFLRV HUDQ ~WLOHV SDUD OD ,JOHVLD \ ORV

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