Historia General del Pueblo Dominicano Tomo II

76 /DV 'HYDVWDFLRQHV GH \ valle de Guaba, comunicó en diciembre de 1605 que, estando en el puerto de Guanahibes, halló un navío de piratas, matando a tres y quemando un batel que pudo tomar gracias a una estratagema. También el juez de Guahabo, pa- raje de La Yaguana, Diego de Rebolledo, se vio obligado a rechazar en abril del año siguiente, mediante fuego de mosquetería, un barco francés que había tratado de fondear. El 19 de mayo de 1606, Osorio, basándose en la Cédula del año anterior, ordenó devastar la villa de San Juan de la Maguana, para lo cual dio un plazo de tres días a sus vecinos para que la desamparasen con sus familias y ha- ciendas y fuesen a residir en el sitio llamado Buenaventura, junto al arroyo Hicaco. El corregidor de San Juan dirigiría la evacuación y la nueva villa se fundaría imitando la traza de la vieja. En otro auto de la misma fecha dispuso que fuesen sacados los hatos, haciendas y monterías de la comarca de Neiba SRU VX SUR[LPLGDG D ORV SXHUWRV GRQGH FRPHUFLDEDQ ORV QDYtRV H[WUDQMHURV El ganado sería establecido en un lugar entre Azua y la ciudad de Santo Domingo y sus dueños correrían con los gastos del traslado, el cual se inició en junio. El siguiente paso consistió en reducir los hatos de Santiago. Como remate de sus medidas, el gobernador prohibió a todos los vecinos de la colonia que traspasasen los límites de una guardarraya o línea fronteriza TXH FRPSUHQGtD ©GHVGH HO SXHUWR GH OD 0DJGDOHQD SDUD DOOi \ FRUULHQGR SDUD allí abajo a la parte del poniente hasta donde dicen el Veladero, y del puerto GH OD 0DJGDOHQD \ GHO 9HODGHUR SDUD DGHODQWH \ WRGD DTXHOOD GHUHFKXUD > @ª 20 Establecida la raya fronteriza, Osorio mandó que cuadrillas de soldados recorriesen toda la zona vedada, la cual abarcaba casi la mitad de la isla. La primera, encabezada por Juan Rivamartín, anduvo por los términos de San Juan y La Yaguana, donde prendió a 12 personas y ahorcó a tres. Un inglés, Antonio Batus, fue conducido a la ciudad de Santo Domingo y condenado al garrote. Diego Nieto, uno de los apresados, apeló la sentencia de muerte. Otra cuadrilla, dirigida por el capitán Diego de Rebolledo, rastreó los lugares de Guaba y Sabana buscando negros cimarrones. El total de los aprehendidos ascendió a 47. Seis de ellos fueron ahorcados. El alférez Juan de Céspedes Durango recorrió las devastadas villas de Bayajá, Monte Cristi y Puerto Plata, y el sargento Juan Pérez Mauri Guavanan, Quoritori y Guanahibes. Luego de ahorcar a Tomás de Guzmán, uno de los rebeldes de Guaba que permanecía prófugo, y a Pedro Hernández, regresaron a la ciudad de Santo Domingo con varios vecinos blancos presos y 37 esclavos. Aunque San Juan de la Maguana había sido devastada, la Audiencia eligió el lugar para asentar en él a los negros grifos que estaban alzados en OD VLHUUD GHO %DRUXFR \ TXH HO FDSLWiQ $QWRQLR 2YDOOH KDEtD SDFLÀFDGR (Q

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