Historia General del Pueblo Dominicano Tomo II
Historia general del pueblo dominicano 75 evitarlas soliviantando a la gente para que las desobedeciera y difundiendo el rumor de que el Consejo de Indias las había dejado sin efecto. En lo ati- nente a la moral de Contreras y Mejía, no había mujer en la ciudad de Santo Domingo, casada o soltera, blanca o mulata, que no hubiera sido pretendida o ultrajada por ellos, tanto que no respetaban honras ni lugares sagrados. El primero se vanagloriaba públicamente de sus conquistas, mientras juraba que no descansaría hasta lograr los favores de las principales damas de la ciudad DXQ FXDQGR ©VH KXQGLHVH HO PXQGRª \ FRQ HO SUHWH[WR GH SHGLU OLPRVQD SDUD los pobres se disputaban a visitar las casas de las más agraciadas, a cuyos DSRVHQWRV VXEtD HQ VLOHQFLR VRUSUHQGLpQGRODV HQ ©ORV UHWUHWHVª $ PHQXGR VH disputaban acremente una u otra doncella, pero su amistad era tanta que ter- minaban por compartirlas. Si alguna se resistía a sus pretensiones, levantaban falsos testimonios contra ella o su esposo. En su afán de desprenderse de sus opositores, Osorio culpó también a varios vecinos de la capital de haber querido obstaculizar las reducciones UHFXUULHQGR D GLYHUVDV DUWLPDxDV FRPR UHGDFWDU FDUWDV VXSXHVWDPHQWH ÀUPD - GDV SRU ORV RLGRUHV \ RWUDV DXWRULGDGHV HQ ODV TXH VH DÀUPDED TXH HO PRQDUFD KDEtD UHYRFDGR ODV FpGXODV GH (QWUH HOORV ÀJXUDEDQ ORV UHJLGRUHV GHO cabildo de Santo Domingo, a quienes uno de los testigos de la información les imputó la celebración de varias reuniones clandestinas con los ayuntamientos GH WLHUUD DGHQWUR D ÀQ GH IRPHQWDU PRWLQHV \ VHGLFLRQHV DVt FRPR HO HQYtR GH un procurador a España para solicitar la suspensión de las despoblaciones. En esas reuniones habían participado Manso de Contreras, Mejía de Villalobos y un prebendado de la Catedral, quien en una de ellas había comentado que ©GHVGH TXH $GiQ IXH IRUPDGR KDVWD DTXHO GtD QR VH KDEtD KHFKR QL PDQGDGR FRVD WDQ PDOD \ SHUQLFLRVDª En enero de 1606, Osorio comunicó al rey que había concluido las Devastaciones, faltándole solo por retirar los hatos de Manzanillo, Santiago, San Juan de la Maguana y Azua. Los rebeldes de Guaba se iban integrando poco a poco a la villa de Bayaguana, menos Montoro y Tomás de Guzmán, condenados en ausencia a la pena de muerte. El segundo había escrito al gobernador que desde hacía 30 años no pisaba un terreno habitado. Varias embarcaciones corsarias se habían mantenido rondando las costas de la ban- da norte mientras duraron las Devastaciones y Manso de Contreras, al frente de una pequeña armada, había apresado dos patajes el 2 de agosto de 1605. Uno estaba comandado por Valentín Fabri, mercader al servicio del monarca español en Bretaña, y su propietario era el capitán Cueto. 7DO FRPR PXFKRV KDEtDQ H[SUHVDGR ORV UHVFDWHV QR GHVDSDUHFLHURQ FRQ las Devastaciones. El capitán Bartolomé Hernández, juez de comisión en el
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MzI0Njc3