Historia General del Pueblo Dominicano Tomo II
734 La vida religiosa Pilar de Sabana de la Mar (1770) y Santa Lucía en Las Matas de Farfán (1784). 65 $OJXQDV FDSLOODV \D H[LVWHQWHV GH WLHPSR DWUiV VH FRQYLUWLHURQ GXUDQWH HVWH PLVPR VLJOR HQ ©D\XGD GH SDUURTXLDª R GHSHQGLHQWH GH RWUD SDUURTXLD FRPR VXFHGLy HQ FRQ OD LJOHVLD GH 6DQ 0LJXHO 6DQWR 'RPLQJR ³\D ÀJXUDED en esa categoría la capilla del hospital de San Andrés—, mientras otras per- manecieron como simples capellanías, como San Lorenzo de Los Mina, que SURYLHQH GH ÀQDOHV GHO VLJOR XVII , 66 o en la de curatos rurales, como sucedió con las capillas de los ingenios de las riberas de los ríos Nigua y Haina, que abarcaban un total de 1,292 feligreses (422 libres y 870 esclavos). 67 Estas úl- timas proceden del interés de la Iglesia y el Estado —varias Reales Cédulas GH ,VDEHO GH 3RUWXJDO \ HO PLVPR &DUORV , GHVGH D \D VH OR H[LJtDQ al obispo Alonso de Fuenmayor—, para facilitar la catequesis, el bautismo y HO PDWULPRQLR \ HO FXPSOLPLHQWR GRPLQLFDO HQ GHÀQLWLYD XQ IDFWRU PiV GH sumisión, a cuantos esclavos trabajaban en esas haciendas o ingenios. 68 Así lo revelan, aunque veladamente y con un tono que sorprende por lo piadoso, los dueños de los citados ingenios de Haina y Nigua en la escri- tura de congrua para el sostén de ambos curatos (16 de septiembre de 1736): ©&RPR GXHxRV TXH VRPRV GH ORV VLHWH LQJHQLRV TXH VRQ HQ OD ULEHUD GHO UtR Nizao y el de Nigua, términos ambos de esta jurisdicción de esta ciudad, que nos hallamos sin cura para el pasto espiritual nuestro y de nuestros sirvientes \ HVFODYRV TXH VH KDOODQ HQ HO EHQHÀFLR \ ODERU GH ORV UHIHULGRV LQJHQLRV \ GH pastor que les dé la doctrina de que necesitan para la salvación de sus almas \ FXPSOLU FRQ OD REOLJDFLyQ GH FULVWLDQRVª 69 Sin embargo, no siempre primó la distancia u otros factores en el cum- plimiento de los deberes religiosos. Con aparente tolerancia, el ya citado I Concilio Provincial de Santo Domingo, en su sesión tercera (el 13 de noviem- EUH GH GHWHUPLQy TXH ©VL ORV HWtRSHV QR SXHGHQ TXHGDU OLEUHV GHO WUDEDMR de sus señores o de la guarda de sus posesiones, y además, distaren mucho de la iglesia, traten sus dueños de enviar, ya a unos, ya a otros, alternativamente, a oír misa y visitar la iglesia por lo menos seis festivos cada año, donde de- berán ser instruidos en la doctrina evangélica por sus párrocos; y esto, por el SHOLJUR LQPLQHQWH GH VX VDOYDFLyQ D TXH HVWiQ H[SXHVWRV DO YLYLU HQ OXJDUHV GHVLHUWRVª 70 Cualquier visitante de la ciudad colonial admira la cercanía de los trece templos (incluyendo la Catedral) que alberga, como si se tratase de parro- TXLDV (Q UHDOLGDG VH WUDWDED HQ OD PD\RU SDUWH GH WHPSORV SULYDGRV DQH[RV D los conventos, como los casos del Convento de Santo Domingo, el de Regina Angelorum, el de Santa Clara, el ya desaparecido de San Ignacio (Panteón Nacional), y el de Nuestra Señora de las Mercedes. Y en otros casos eran
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MzI0Njc3