Historia General del Pueblo Dominicano Tomo II

Historia general del pueblo dominicano 73 L IMPIEZAS Y PERSECUCIONES Las protestas contra las despoblaciones no se circunscribieron a los cabil- dos, oidores y vecinos afectados por ellas. También los particulares alzaron su voz para desaprobarlas por considerarlas inoportunas y desproporcionadas. Una de esas voces, notable por su agudeza y erudición, fue la del licencia- do Gonzalo Valcárcel, de quien Utrera dijo que no había encontrado ninguna noticia sobre él en los archivos coloniales españoles. Valcárcel era nativo de la villa de Bembibre, en la comarca de Bierzo, León, y tenía, al momento de escribir su discurso de 12 de junio de 1605, 64 años. Licenciado en Derecho, fue auditor general de los ejércitos del Duque de Alba en Flandes. Más tarde, por orden de Juan de Austria, pasó a Nápoles, donde estuvo varios años des- empeñando distintas comisiones. De esa ciudad se trasladó a Roma y luego a la corte española. Inactivo durante un tiempo, se enteró de los preparativos GH OD H[SHGLFLyQ DO PtWLFR UHLQR GH (O 'RUDGR \ VH DOLVWy HQ HOOD FRPR FDSLWiQ de caballería en 1596. Residiendo en la isla Margarita, su gobernador, Pedro Fajardo, lo agravió tanto que en el juicio de residencia que le tomó Manso de Contreras, condenó a pagar a Valcárcel 5,500 ducados. Insatisfecho con esa suma, el licenciado apeló ante la Audiencia de Santo Domingo, por cuyo motivo se hallaba en la isla en los meses en que Osorio procedía a devastar las citadas poblaciones de la banda norte. Valcárcel inició su discurso censurando a los que, por obtener mercedes del rey, proponían arbitrios sin tomar en cuenta sus consecuencias, censura que constituye una tácita alusión a los de López de Castro, cuyos remedios no lo eran porque persistían las causas que los habían originado y de los que sucedieron más graves inconvenientes de los que por esas vías se pretendía DWDMDU $XQ FXDQGR QR HVWDED HQ VX iQLPR H[FXVDU D ORV YHFLQRV GH ORV SXHEORV devastados por haberse ido al monte en protesta ni era de parecer que se les debía hacer guerra y quitarles la vida, creía que era necesario consultar al rey lo que estaba ocurriendo para evitar males mayores. Según su criterio, continuar con las Devastaciones conllevaba el riesgo de desatar una guerra FLYLO FX\R UHVXOWDGR ÀQDO SRGtD VHU PiV SHOLJURVR TXH ORV PLVPRV UHVFDWHV \D que las potencias enemigas de España, como Inglaterra y Holanda, estaban muy pendientes de cuanto acontecía en la isla y dispuestas a ayudar a los GHVFRQWHQWRV GH IRUPD TXH HQ 6DQWR 'RPLQJR SRGUtD FRPHQ]DU ©OD SpUGL - da por donde comenzó el descubrimiento y dominio de tantas y tan ricas SURYLQFLDVª

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