Historia General del Pueblo Dominicano Tomo II
724 La vida religiosa ante todo a la disposición del Concilio de Trento de celebrar cada diócesis un VtQRGR FDGD GRV DxRV $SDUWH GH OD \D FOiVLFD ©FRQIHVLyQ GH IHª HO UpJLPHQ GH ORV VDFUDPHQWRV \ ORV FiQRQHV VREUH OD ©YLGD \ KRQHVWLGDG GH ORV FOpULJRVª LQ - cluye la indulgencia plenaria a ganarse el Día de Finados, dispuesta seis años antes por el papa Inocencio XI (30 de septiembre de 1679). 34 Como advertía Fr. Cipriano de Utrera en 1952, este segundo sínodo cambió algunas dispo- siciones del anterior, y quizás a eso se debe que en su proemio adelantase la MXVWLÀFDFLyQ GH XQ QXHYR VtQRGR FRQYRFDGR SRU HO PLVPR SUHODGR \ D GRV años escasos del anterior: Porque en los actos y operaciones humanas no hay cosa cierta y ÀMD \ GH RUGLQDULR HVWiQ VXMHWRV D YDULHGDG \ PXGDQ]D FRQ OD VX - cesión del tiempo; y los estatutos saludables padecen varias dudas y otros dejan de obedecerse con diferentes efugios, artes y maqui- QDFLRQHV GH ORV KRPEUHV SDUD H[FXVDUVH GH VX REVHUYDQFLD FRQ VR - berano acuerdo y especial asistencia del Espíritu Santo determinó el Sagrado Concilio de Trento que todos los años celebrasen los obispos Sínodos en sus diócesis para ocurrir a lo que nuevamente se fuere introduciendo contra buenas costumbres y aumentando o declarando lo ya establecido, con lo demás que parezca convenien- te a la disciplina cristiana. 35 'H LJXDO PRGR DO HQYLDU D &DUORV ,, HO WH[WR FRPSOHWR GH HVWH VtQRGR acompañaba una carta (probablemente enviada en los primeros meses de 1686), en que adelantaba las anomalías que había observado en el ceremonial observado por los miembros del Cabildo con respecto al trato y preeminencia del arzobispo: Que habiendo celebrado sínodo el año pasado de seiscientos y ochen- ta y cinco conforme a su obligación y según lo dispuesto por el santo Concilio de Trento, le resiste el Cabildo eclesiástico, faltando en lo que PLUD D JXDUGDU HO FHUHPRQLDO GH ORV 2ELVSRV HQ ODV 0LVDV GH 3RQWLÀFDO y otros actos, siendo así que V. M., por cédula de diez de diciembre de mil y seiscientos y setenta y cinco años, tiene mandado que pre- cisamente se observe allí lo dispuesto por el Ceremonial. Y porque el Cabildo no puede tener motivo alguno para lo contrario, Suplica (sic) a V. M. se le dé despacho para su observancia en la conformi- dad que el referido (despacho o cédula) del año de setenta y cinco, en tiempo del Arzobispo su antecesor, mandando que el Cabildo se
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MzI0Njc3