Historia General del Pueblo Dominicano Tomo II

72 /DV 'HYDVWDFLRQHV GH \ llegar a la mencionada ciudad, la cual vivía en estado de anarquía por la muerte del gobernador y las disputas suscitadas con motivo de la nueva autoridad. El 9 de mayo de 1606, el oidor encomendó al alguacil Antonio Silveria que se trasladase de La Habana a Santiago de Cuba para recibir los autos y procesos que el escribano había preparado contra los rescatadores de Bayajá, quienes temerosos del castigo que pudiera imponérseles, eligieron D )UDQFLVFR %REDGLOOD JXDUGLiQ GHO FRQYHQWR GH OD RUGHQ VHUiÀFD FRQ RE - jeto de que fuese a la ciudad de Santo Domingo a suplicar a Osorio que les permitiese residir en paz en Bayaguana libres de toda culpa y cargo. El gobernador accedió a condición de que costeasen su regreso a la banda norte de Santo Domingo, hecho que suponía no solo una travesía muy lar- ga, sino también peligrosa por los vientos de proa reinantes, los muchos cabos y puntas y el merodeo de los corsarios. Uno de ellos asaltó un navío con 400 personas a bordo entre hombres, mujeres y niños, a los que robó, librándolos luego a su suerte en la despoblada villa de La Yaguana. El viaje a pie hasta la ciudad de Santo Domingo, de casi 100 leguas, transcurrió entre insoportables penurias. En La Habana, Manso de Contreras inició una tenaz persecución contra los rescatadores de esa ciudad y diversos pueblos. Clérigos, hacendados y militares participaban por igual en los contrabandos, sobornando a jue- ces y otras autoridades. La tarea de apresar a todos esos delincuentes era obstaculizada a causa de la incomodidad de la tierra, sus ríos caudalosos, pantanos, altas sierras y plagas insoportables de mosquitos. En consecuen- cia, Contreras solicitó a la Audiencia que le prolongase su misión dos años. Enfurecido por haber sido ignorado, Osorio lo recriminó acremente, advir- tiéndole que informaría su conducta al rey. Una de las autoridades a las que el oidor le tenía puesta la mira era el capitán Juan Treviño, a quien el gobernador de Cuba había nombrado su representante en Bayamo. El capitán se amotinó junto con más de 100 vecinos de esa población cuando supo que Manso de Contreras quería apresarlo, pero en lugar de enfrentar- OR VH HPEDUFy SDUD 6DQWR 'RPLQJR FRQ HO SUHWH[WR GH SUHVHQWDUVH DQWH OD Audiencia a proclamar su supuesta inocencia. Entre las acusaciones que le IRUPXOy &RQWUHUDV ÀJXUy KDEHU DKRUFDGR VLQ FDXVD QL SURFHVR D GRFH SREUHV hombres para que no sirviesen de testigos contra él por haber sustraído ORV IRQGRV GH ODV SHQDV GH FiPDUD \ GHO DVLHQWR GHO WUDÀFDQWH GH HVFODYRV Gonzalo Váez Coutiño. El rey, por Cédula de 22 de diciembre, perdonó a todos los rescatadores de Cuba. 19

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