Historia General del Pueblo Dominicano Tomo II
718 La vida religiosa Otra función aledaña, por así decirlo, era juzgar la conducta del arzobis- po, con base real o sin ella, denunciar ante el rey las irregularidades que veían en el desempeño de su cargo. Aunque la queja llegó al Real Consejo cuando Fr. Pedro de Oviedo ya estaba fuera de su sede (9 de noviembre de 1629), el Cabildo Eclesiástico se quejó ante Felipe IV de que el arzobispo llamaba a los canónigos a su casa y allí celebraba las sesiones, contra ley, autoridad y decoro del mismo Cabildo. 7 Aunque hubo siempre ciertas limitaciones en el número, sobre todo a lo largo del siglo XVIII , básicamente lo formaban seis dignidades: un deán o decano, un maestrescuela o canónigo magistral, un arcediano o archidiácono, un arcipreste o rector, un chantre o director de música y un tesorero, a las que se sumaban unos diez canónigos de merced y seis raciones o prebendas simples, que constituían la primera escala de ascensión a una de las otras po- siciones. 8 /DV SULPHUDV GLJQLGDGHV GH TXH WHQHPRV QRWLFLD D ÀQDOHV GH ya reducidas a cinco, correspondían a D. Francisco Serrano Baráez (deán), D. Luis Velázquez de Medrano (arcediano), D. Juan de Villanueva (chantre), Bach. Luis de los Olivos (maestrescuela), y Licdo. Lorenzo Guerra (tesorero), al tiempo que ocupaban cuatro canonjías el Licdo. Pedro Serrano Pimentel, D. José de Escobar, D. Manuel González de Melo y el Licdo. Luis Gerónimo de Alcocer, y tres raciones correspondían a D. Antonio Cid, D. Francisco de Valdés y D. Melchor de Torres. 9 Tanto las dignidades citadas como los cargos menores, por decirlo así, eran apetecidos por el sueldo o prebenda que acompañaba al nombramiento RÀFLDO SRU SDUWH GHO UH\ \ SUHVHQWDFLyQ WDQWR GHO SRGHU HFOHVLiVWLFR FRPR GH la autoridad política. En más de una oportunidad, a pesar del nombramien- to mediante una Real Cédula, el Cabildo se opuso al ascenso de uno de sus miembros. Así sucedió con la abierta negativa a que el citado D. Francisco Serrano Baráez lograse la promoción de arcediano a deán (12 de octubre de 1629), a causa de su notoria conducta inmoral e incluso carácter violento —valiéndose de soldados, había encarcelado en el Castillo de la Fuerza al Can. Blas Álvarez de Torres—, y a pesar de ocupar desde 1627 el cargo de provisor y vicario general. 10 Como es obvio, la principal oposición de los miembros del Cabildo, además de los méritos, titulación o capacidad del aspirante, era su edad. Así sucedió con Pedro Serrano Pimentel, hijo y sobrino de las primeras familias del siglo XVI , que el 20 de septiembre de 1605, con solo 20 años, pretendía una prebenda en el Cabildo. 11 Otro tanto sucedería al siglo siguiente. Aparte de otras razones no mencionadas, las objeciones que adujeron los miembros del Cabildo a la aceptación del Licdo. Pedro Agustín Morel de Santa Cruz,
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