Historia General del Pueblo Dominicano Tomo II

70 /DV 'HYDVWDFLRQHV GH \ Cataño, alcalde ordinario de Bayajá, a quienes, ya muertos, se les cortarían las manos y las cabezas, mientras los restos de sus cuerpos serían troceados y dispersos por los caminos. &DXVD DSDUWH VH OH VLJXLy D 'LHJR 0pQGH] 5HGRQGR ©KRPEUH GH URV - WUR PRUHQR FRPR GH FULROOR GH ,QGLDVª DO TXH 2VRULR DFXVy GH KDEHU VLGR HO muñidor del alboroto de Guaba luego de promover con ese propósito varios conciliábulos en el hato de Piedra Blanca, propiedad de Francisco García Sanabria. El sacerdote no pudo o no quiso abandonar la isla y fue apresado cuando se encontraba a 30 leguas de la ciudad de Santo Domingo. (Q HO SURFHVR LQVWUXPHQWDGR FRQWUD ORV DO]DGRV GH *XDED QR ÀJXUy Baltasar de Monasterios, pese a lo cual Osorio estaba convencido que había sido uno de los consejeros e instigadores de la rebelión, a la par que lo consi- GHUy ©HO PiV SHUQLFLRVR UHVFDWDGRU TXH KD\ \ KD KDELGR HQ OD LVODª \ FDSD] GH introducir las contrataciones ilegales en la misma ciudad de Santo Domingo SRU WHQHU FRQ WRGRV ORV HQHPLJRV ©JUDQGtVLPR FUpGLWR GH IRUPD TXH OH HQYtDQ navíos cargados de mercaderías de Inglaterra, Francia y demás partes y en OD LVOD HV HO FyQVXO GH WRGRV ORV UHVFDWHVª 0RQDVWHULRV KDEtD VLGR FRQGHQD - do por el visitador Varela a la pena de muerte y multa de 30,000 ducados, pero apeló y el Consejo de Indias redujo la sentencia a destierro perpetuo de la isla. Aunque poseía numerosos esclavos, hatos de vacas y la tercera parte del ingenio La Concepción, situado en Haina, su escasez de dinero lo había obligado a dilatar el pago de la multa, hasta que el perdón del rey la dejó sin efecto. Cuando Osorio inició las Devastaciones, Monasterios le pidió autorización para regresar a Bayajá, donde tenía la mayoría de sus propieda- des, y sacar de allí su ganado y caballos. Habiendo partido para Bayaguana, se volvió a Guanahibes y continuó rescatando. Preso por orden de Osorio, huyó mientras era conducido a la ciudad de Santo Domingo y se refugió en la capilla de su ingenio. Fue sacado de ella por el alguacil mayor y el juez ecle- siástico denunció el hecho por haberse violado el derecho de asilo en sagrado. La Audiencia falló a favor de Monasterios, quien permaneció cinco meses acogido en el convento de San Francisco, hasta que Osorio irrumpió en él y lo condujo a prisión. (QWHQGLHQGR TXH OR PiV EHQHÀFLRVR SDUD OD FRORQLD HUD TXH WDQWR Monasterios como Méndez fuesen remitidos a España, Osorio dispuso que sa- liesen en dos embarcaciones distintas hasta la Saona, donde abordarían otros navíos. No obstante, el provisor de la Catedral, inconforme con lo obrado por HO JREHUQDGRU DPHQD]y FRQ OD H[FRPXQLyQ D ORV PDHVWUHV TXH ORV UHFLELHVHQ UD]yQ SRU OD FXDO KXER TXH ÁHWDU XQD IUDJDWD 0pQGH] GHEtD VHU HQWUHJDGR DO presidente de la Casa de Contratación para su posterior envío al monarca, y

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