Historia General del Pueblo Dominicano Tomo II
60 /DV 'HYDVWDFLRQHV GH \ SUHVLGHQWH GHO &RQVHMR GH ,QGLDV GH FRQÀDUOH OD GLUHFFLyQ GH ODV UHGXFFLRQHV distinción que sin duda le hubiera permitido aspirar a cierto futuro valimien- to en la corte. Decepcionado por no haber logrado esa encomienda, se dio a la tarea de divulgar los supuestos o reales inconvenientes de las órdenes de Felipe III. Se comprende, entonces, la animadversión que Osorio le cobró al RLGRU D TXLHQ DFXVy GH HQJDxDGRU \ ©PDxRVtVLPRª WDQWR TXH ©PRVWUiQGRVH PX\ UHFWR MXH] HQ OR H[WHULRU HV XQ SHUSHWXR QHJRFLDGRU GH WRGDV HVWDV JHQWHV \ GH ORV GH OD 0DUJDULWD D GRQGH WLHQH VX FDVD \ PXMHU \ KLMRV \ KDFLHQGDª La resolución unilateral de Osorio se conoció de inmediato en Santo Domingo, provocando un gran revuelo entre sus vecinos, casi todos impli- cados en los rescates. Probablemente el propio Manso de Contreras puso a circular la noticia con el propósito de crear un movimiento de opinión des- favorable a las despoblaciones. Lo cierto es que a los pocos días la capital se llenó de murmuraciones y escritos que censuraban acremente la medida DGRSWDGD SRU 2VRULR FDOLÀFiQGROD GH UXLQRVD SDUD OD LVOD /RV FRQFLOLiEXORV y corrillos cundían por todas partes y en ellos se impugnaban abiertamente las reducciones y se procuraba ganar adeptos para combatirlas. Dos de los YHFLQRV GH OD FLXGDG KDVWD VH DWUHYLHURQ D OHHU S~EOLFDPHQWH HQ OD SOD]D ©GR FRQFXUUHQ ORV KRPEUHV GH QHJRFLRVª VHQGRV DOHJDWRV FRQWUDULRV D HOODV Enojado por las críticas, Osorio emitió un bando el 20 de agosto de 1604 mediante el cual amenazó con la pena de muerte a quienes escribiesen o pro- pagasen cualquier papel que tratase sobre las despoblaciones, así como a los que se reuniesen pública o secretamente con la intención de desacreditarlas. El día 26 del mismo mes, el Cabildo de la ciudad de Santo Domingo FRQYRFy XQD VHVLyQ H[WUDRUGLQDULD SDUD UHGDFWDU XQ PHPRULDO HQ HO TXH VH informase al rey las ventajas e inconvenientes relativos a las reducciones y los medios que pudiesen adoptarse para evitar los rescates. La redacción del do- cumento estuvo a cargo del alcalde Francisco Serrano Pimentel y del regidor Baltasar de Sepúlveda. Una copia del memorial le fue entregada a Osorio el día 29. El memorial empieza recordando la abundante riqueza de que gozaron los vecinos de la isla durante muchos años hasta que faltaron sus aborígenes, los cuales habían sido sustituidos por esclavos negros, cuyo número fue en GHVFHQVR GH VXHUWH TXH VH GHMDURQ GH H[SORWDU ODV PLQDV LQJHQLRV GH D]~FDU haciendas y demás granjerías. Consecuencia de esa disminución fue el em- pobrecimiento de los vecinos, el abandono de la colonia por muchos de ellos y el acortamiento del comercio, lo que produjo la carencia de mercancías y otros abastecimientos. Como a Santo Domingo solo venían uno o dos navíos al año y a veces ninguno, hubo necesidad de recurrir al comercio ilícito con
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