Historia General del Pueblo Dominicano Tomo II
52 /DV 'HYDVWDFLRQHV GH \ asociado comercialmente con Robert Savage, convirtiéndose luego en agente de inteligencia al servicio de Cecil. Este y su aliado, el pirata Charles Howard, conde Nottingham, no solo promovieron un viaje a la Guayana de Charles Leigh y su hermano Oliph entre 1602 y 1605, sino que también estuvieron en el Caribe. Por su parte, Howard invirtió en otra empresa, la del 'RURWK\ , auspiciada por Robert y William Bragg, con quienes mantuvo relaciones co- merciales durante la guerra entre España e Inglaterra. Colaboradores estrechos de Cecil fueron asimismo Thomas Middleton y Richard Hawkins, armadores del 9LQH\DUG . Otro miembro del círculo de Cecil, Thomas Alabaster, un mercader angloespañol, permaneció en Sevilla hasta HO ÀQDO GH GLFKD JXHUUD 7HQtD DFFLRQHV HQ HO QDYtR 'LDQD HO FXDO WUDÀFDED HQ Punta Araya, península venezolana. En los primeros meses de 1603 se halló en Guanahibes, donde Cataneo lo artilló con un cañón comprado en Manzanillo a un capitán francés. Eldred, Hall, Cecil y Howard fueron de los primeros mercaderes ingleses en mostrar interés en el comercio directo con el Caribe en los años de acer- camiento entre las Coronas inglesa y española. El hecho de que ese interés FRLQFLGLHVH FRQ OD ÀUPD GHO 7UDWDGR GH /RQGUHV GH TXH SXVR WpUPLQR D la guerra entre las dos potencias revela que no solo buscaban un inmediato EHQHÀFLR HFRQyPLFR (O HVIXHU]R TXH UHDOL]DURQ SDUD LQFRUSRUDU HO &DULEH D sus actividades implicaba el deseo más ambicioso de establecer varias bases en la región con objeto de solicitar en la mesa de negociaciones de la paz el derecho al libre comercio con las Indias. Esa era la demanda de la opinión S~EOLFD LQJOHVD SDUWLGDULD GH H[LJLU D (VSDxD QXPHURVDV FRQFHVLRQHV FRPHU - ciales como condición sine qua non para la aprobación del tratado. Uno de los que con mayor vehemencia pedía un acuerdo de esa clase era Howard. En cambio, Cecil, consciente de que España no renunciaría a su monopolio comercial con sus colonias americanas, alentaba a sus amigos a continuar negociando con ellas como lo habían hecho hasta ese momen- to. Aunque estaba al tanto de la intención de los holandeses de aliarse con Inglaterra para conquistar Cuba, no puso ningún empeño en que ese plan se concretase para no ofender a Felipe III y a su soberano Jaime I, quien, desde su ascenso al trono en marzo de 1603, se había manifestado públicamente a favor de la paz con España. 11 No siempre la fortuna sonreía a los mercaderes y piratas ingleses en sus incursiones por el Caribe. De cuando en cuando, sus navíos eran atacados por los mismos vecinos con los que rescataban. Hawkins, uno de los armadores del 9LQH\DUG , relató a los delegados de su país en la conferencia de paz el asalto a una de sus pinazas en la banda norte el 20 de junio de 1604 por los lugareños
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