Historia General del Pueblo Dominicano Tomo II

38 /DV 'HYDVWDFLRQHV GH \ de 1HZ <HDU·V *LIW y 1HZ +RSH WUDV OR FXDO FRQGXMR VX ÁRWD GLUHFWDPHQWH KDFLD el sur del continente. 6 Ovalle, el pusilánime gobernador de Santo Domingo, apesadumbrado por no haber tratado de impedir la invasión de Drake, falleció en noviembre de 1586. Mientras el rey nombraba su sustituto, gobernó la colonia el oidor Pedro de Arceo, quien en mayo del siguiente año denunció la audacia con TXH ORV YHFLQRV GH OD EDQGD QRUWH UHVFDWDEDQ FRQ ORV H[WUDQMHURV 7DQWR KD - EtDQ SHUGLGR HO WHPRU D 'LRV \ DO PRQDUFD GHFtD HO RLGRU TXH ©SDUHFtD TXH JDQDEDQ HO FLHOR HQ WUDWDU FRQ OXWHUDQRVª SRU FX\D UD]yQ VROLFLWy TXH HO GHOL - to de contrabando fuese juzgado como un caso más de Inquisición y que se procediese contra los culpados considerándolos herejes. La petición de Arceo no era ninguna novedad, puesto que la Corona, estimando que los rescates atentaban contra el monopolio de la Casa de Contratación y los mercaderes sevillanos, había ordenado a las autoridades de la isla, en noviembre de 1585, que le informasen sobre la necesidad o no de establecer en ella un tribunal GHO 6DQWR 2ÀFLR FX\R GLVWULWR DEDUFDVH WDPELpQ 3XHUWR 5LFR &XED -DPDLFD 0DUJDULWD \ RWUDV LVODV GH %DUORYHQWR $XQTXH HO UH\ HVJULPLy FRPR SUHWH[ - WR SDUD MXVWLÀFDU VX RUGHQ TXH OD PD\RUtD GH ORV FRUVDULRV HUDQ OXWHUDQRV \ SRGtDQ FDXVDU PXFKR GDxR HVSLULWXDO FRQ VX ©PDOD VHFWDª OR FLHUWR HV TXH HO verdadero motivo guardaba relación con los rescates. El único que contestó la Real Cédula fue el arzobispo y antiguo inqui- VLGRU GH &yUGRED $ORQVR /ySH] 'iYLOD TXLHQ H[SOLFy TXH HO WULEXQDO VHUtD de mucho provecho para la salud espiritual de los moradores de la colonia, DXQTXH VX H[WUHPD SREUH]D QR OH SHUPLWtD FXEULU ORV JDVWRV GHO PLVPR D PH - nos que se echase mano al dinero destinado al sostén de las galeras o, en su defecto, al sueldo de dos oidores, cuyos cargos tendrían que ser suprimidos. (VH GLQHUR PRQWDED D GXFDGRV DO DxR VXÀFLHQWHV VHJ~Q HO FDSLWiQ -XDQ Melgarejo, para que el inquisidor y su personal subalterno pudiesen desem- SHxDU VXV RÀFLRV VLQ DJRELRV 7 P ROCESOS A LOS RESCATADORES La guerra civil que Enrique de Navarra, jefe de los hugonotes, libraba en Francia contra los Guisa, la Liga y las tropas españolas que desde los Países Bajos y comandadas por Alejandro Farnesio, reforzaban el partido católi- co, había encarecido sustancialmente, entre otros productos, el valor de los

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