Historia General del Pueblo Dominicano Tomo II
32 /DV 'HYDVWDFLRQHV GH \ El 10 de noviembre de 1573 llegó a la colonia el nuevo gobernador Francisco de Vera. Un año después, el deán de la Catedral, Duque de Ribera, comunicaba al monarca que cinco navíos rescataban desvergonzadamente con los vecinos de La Yaguana sin que nadie los estorbase. Los comandaban otros tantos corsarios luteranos, entre ellos Juan Ascoth, cuyo hijo de ocho años de edad estaba hospedado en la casa de Pedro de la Fuente, quien, según el clérigo, quería que se quedase en ella un tiempo, pero el niño se negaba por- que temía que lo llevasen a oír misa. El deán agregó que el arzobispo Andrés de Carvajal no solo animaba a los vecinos de la banda norte a rescastar con los H[WUDQMHURV VLQR TXH DGHPiV FRPSUDED HVFODYRV \ PHUFDQFtDV SRU LQWHUPHGLR de los vicarios residentes en ella, para lo cual había arrendado los diezmos de la villa por cuatro años. En verdad cuesta trabajo aceptar la acusación de Duque de Ribera contra su superior, dado que este había pedido, como queda dicho, el establecimiento de un tribunal de la Inquisición en la isla para perse- guir a los que contrataban con los corsarios. 4 L A RELACIÓN DE J ERÓNIMO DE T ORRES El 29 de mayo de 1577, un escribano de La Yaguana, Jerónimo de Torres, HQYLy D )HOLSH ,, XQD H[WHQVD UHODFLyQ DFHUFD GH ODV FRVDV GH OD LVOD (Q UHDOLGDG tenía por objeto enterarlo, con lujo de detalles, de los rescates que portugueses y franceses realizaban en el Caribe y Tierra Firme y particularmente en la isla GH 6DQWR 'RPLQJR FHQWUR GH HVDV RSHUDFLRQHV D ÀQ GH TXH ORV UHPHGLDVH como creyese conveniente. Torres inició su relación aseverando que, al llegar a las Indias, esos na- cionales se encaminaban derechamente a la isla Margarita, de donde pasaban a los puertos de la gobernación de Venezuela, como Burburata y Coro, ne- gociando con sus vecinos oro y perlas. De esos lugares se dirigían a Río de la Hacha, Cartagena y Nombre de Dios. Los portugueses y franceses que se consideraban mercaderes no seguían más adelante, pero los corsarios depre- daban las poblaciones situadas a orillas de los ríos Chagre y Veragua. La per- manencia de los primeros en Tierra Firme era breve, porque lo que buscaban eran cueros, azúcar y cañafístola, de manera que continuaban a Puerto Rico, Jamaica, Cuba y Santo Domingo. En Puerto Rico dejaban atrás San Juan por ser una plaza fuerte, escogien- do los puertos de San Germán y Guadanilla, en la banda sur. Los indios y
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