Historia General del Pueblo Dominicano Tomo II

Historia general del pueblo dominicano 31 *UDQDGD R GH 9DOHQFLDª (O SUHODGR KDEtD LQWHQWDGR H[FRPXOJDU D ORV FRQWD - giados con esos males, pero la Audiencia se lo había impedido alegando que antes debía obtener el permiso de las altas autoridades eclesiásticas españolas aun cuando los casos fuesen de herejía. (O ~QLFR UHPHGLR TXH &DUYDMDO FRQVLGHUDED HÀFD] SDUD FRUWDU GH UDt] OD propagación del luteranismo consistía en establecer en la colonia un tribu- nal de la Inquisición a semejanza de los que había en Perú y Nueva España, tribunal tanto más necesario cuanto que a los puertos de la isla, cercada de luteranos, acudían numerosos franceses e ingleses, y los vecinos de la banda norte, para no morir o ser robados, rescataban con ellos, de modo que debía ©KDEpUVHOHV SHJDGR DOJR GH OD SHJDª 'H DFHSWDU VX VXJHUHQFLD HO WULEXQDO UH - curriría, para su mantenimiento, a un breve papal que ponía a disposición del 6DQWR 2ÀFLR OD UHQWD GH XQD FDQRQMtD R SUHEHQGD GH FDGD FDWHGUDO HVSDxROD aunque, en el caso de Santo Domingo, se tomaría de las de otras colonias. Para el arzobispo, la propagación en la isla de las creencias luteranas atentaba por igual contra la intolerancia religiosa y económica sustentada por la política hegemónica e imperialista de la Corona española. La quiebra de los sentimientos católicos de los habitantes occidentales constituía un peligro capaz de dar al traste con la organización política de la España de entonces. El monopolio de las ideas y del comercio complementaban en un solo cuerpo político el poder real. Tal como vimos, la mayoría de los corsarios que pululaban por el Caribe eran franceses, pero al iniciarse la década de los setenta ingleses y holandeses entraron a competir con ellos, aventajándolos en número y poderío naval. A veces se unían unos y otros en una especie de confraternidad religiosa y por razones de estrategia, pues esas alianzas les daban más fuerza y pujanza. Otra autoridad que también terció en el tema de los rescates fue el regidor Alonso de Encinas, quien estimó que, como los cueros eran muy codiciados por los corsarios, el remedio estaba en que toda la sal producida en la colonia, especialmente la de La Yaguana, Puerto Plata y Santiago, se guardase en un depósito a construir en cada una de esas villas sin que nadie pudiese tener más de la necesaria para sus actividades cotidianas so pena de la vida y decomiso de todas sus propiedades a los que violasen esa medida. Un libro de cuentas OOHYDUtD UHODFLyQ H[DFWD GH OD FDQWLGDG GH VDO XVDGD Q~PHUR GH FXHURV GyQGH se confeccionaban y a quiénes se vendían. El alcalde mayor o un visitador revisaría el libro de cuatro en cuatro meses. Su propuesta evitaría los rescates y aumentaría las manadas de ganado vacuno, en vías de desaparición por las PXFKDV SLHOHV TXH VH VDFDEDQ GH OD LVOD 'H D VH KDEtDQ H[SRUWDGR más de 100,000.

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