Historia General del Pueblo Dominicano Tomo II

Historia general del pueblo dominicano 129 5HODFLRQHV FRPHUFLDOHV HQWUH 6DQWR 'RPLQJR \ &DQDULDV Desde los primeros años del descubrimiento, el movimiento comercial entre las Antillas y el archipiélago canario fue considerable, llegando a gozar HVWH GHO SULYLOHJLR GH VHU XQD H[FHSFLyQ DO VLVWHPD GH PRQRSROLR GH OD &DVD GH Contratación a lo largo del siglo XVI FRQ XQ SXHUWR ~QLFR DELHUWR DO WUiÀFR FRQ las Indias (Sevilla, y, a partir de 1680, Cádiz). /D VLWXDFLyQ JHRJUiÀFD GH ODV LVODV &DQDULDV HQWUH (XURSD \ $PpULFD IXH aprovechada por España utilizándola desde los primeros momentos como punto de escala, lugar de abastecimiento en numerosas ocasiones o como re- fugio en la navegación a través del Atlántico. La licencia que gozaron las islas Canarias para poder comerciar directamente con las Indias (y Santo Domingo era para los canarios como un avance de América) le había sido concedida por un corto número de años, pero a lo largo del siglo XVI le fue renovada repetidamente con pocas variaciones. /D ÀVRQRPtD PDUtWLPD GH ODV LVODV REOLJDED DO H[FOXVLYR LQWHUFDPELR FR - mercial por medio de la navegación y el hecho de tener que adquirir fuera del país numerosos artículos de los que carecía y le eran precisos hacía que resul- WDVH PiV DSUHPLDQWH OD QHFHVLGDG GH YDOHUVH DPSOLDPHQWH GH OD H[SRUWDFLyQ de sus vinos como su principal fuente de ingresos. A la Corona le interesaba también salvar a la región canaria de una pobreza aguda, no solo por mante- ner la integridad de su imperio, sino por las aportaciones de gente y de dinero que reclamaban las guerras sostenidas en Europa. No podemos detenernos a enumerar la serie de licencias y prórrogas concedidas a Canarias con respecto al comercio peninsular. Bastará con se- ñalar las fechadas entre 1600 y 1650. De todos los puertos de América, fue del de Santo Domingo desde donde llegaron el mayor número de peticiones GH SUyUURJD GH OD OLFHQFLD SDUD FRPHUFLDU FRQ &DQDULDV ÀUPDGDV SRU VXV procuradores. Este puerto parece el más interesado en la conservación de las PHQFLRQDGDV UHODFLRQHV FRPHUFLDOHV $GHPiV VX UHODWLYD SUR[LPLGDG KDFtD PiV IiFLO OD FRPXQLFDFLyQ FRQ ORV SXHUWRV FDQDULRV /RV H[FHVRV TXH VH FRPH - tían en la cantidad y calidad de la carga, así como la falta de cumplimiento del reglamento y ordenanzas, comprometían constantemente el privilegio y entorpecían su prorrogación. De todo ello se aprovecharon los comercian- WHV VHYLOODQRV TXH DWULEXtDQ D OD H[SRUWDFLyQ GH YLQRV FDQDULRV XQD H[FHVLYD competencia a los peninsulares en el mercado americano. Fruto de las maqui- naciones de los mercaderes andaluces en el seno del Consejo de Indias, en la Casa de Contratación, y muy especialmente en el Consulado, se determinó en 1610 y 1611 la limitación de la carga canaria en cuantía y puertos de destino.

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