Historia General del Pueblo Dominicano Tomo II
124 La decadencia de la población y de la economía de estancias hasta mediados del siglo XVII FRQGLFLyQ GH TXH VXV GXHxRV \ WULSXODQWHV IXHVHQ QDWXUDOHV \ SUHVWDUDQ ÀDQ]D de que no navegarían a otros destinos. 70 El mismo autor hace referencia a un memorial que presentó la Universidad de Mareantes en 1619, ante el Consejo GH ,QGLDV HQ HO TXH VH H[SRQtD TXH SRGtDQ YLDMDU D 6DQWR 'RPLQJR ODV QDYHV que solían quedarse inactivas, a veces durante años, en el Guadalquivir, a la HVSHUD GH SRGHU LQFRUSRUDUVH D DOJXQD GH ODV ÁRWDV LQGLDQDV (Q HVD HVSHUD ORV barcos sufrían graves deterioros. Solicitaban que, conservando su turno para la LQFRUSRUDFLyQ D OD ÁRWD VH OHV SHUPLWLHVH KDFHU YLDMH D 6DQWR 'RPLQJR D ÀQ GH llevar mercancías para la isla y sacar de allí para su venta los frutos de la tierra. Parece que no se aceptó la petición por parte del Consejo, ya que en 1625 el procurador de Santo Domingo, don Luis Narváez, repitió la petición. Adujo las mismas razones, pero en esta ocasión propugnando que las naves, que llevan algunas tres años esperando, pudieran ir a Santo Domingo, y además a Puerto 5LFR VXHOWDV WDPELpQ VLQ SHUGHU VX WXUQR SDUD YLDMDU FRQ ODV ÁRWDV 71 Las embarcaciones cargadas de productos para España no podían salir directamente de Santo Domingo hacia Europa, sino que debían forzosamente UHXQLUVH SDUD HO UHJUHVR \ VDOLU FRQ OD ÁRWD XQLÀFDGD TXH SDUWtD GH /D +DEDQD Una vez más, como con tanta frecuencia sucedía con la legislación indiana, la norma se incumplía o se buscaban los medios para hacerlo. Lo prueban las li- FHQFLDV H[SHGLGDV SUHYLD VROLFLWXG SDUD TXH ORV EDUFRV FDUJDGRV GH SURGXFWRV de la tierra pudiesen salir hacia Sevilla o Canarias sin tener que dirigirse pri- mero a La Habana. Habían alegado para ello la irregularidad y poca frecuencia GH ODV ÁRWDV OR SHOLJURVR GHO YLDMH VRODV ODV HPEDUFDFLRQHV VLQ HVFROWD DOJXQD desde Santo Domingo hasta Cuba con la repetida amenaza que suponían los piratas en esas aguas y los perjuicios, sobre todo el deterioro, de muchas de las mercancías que la duración del transporte suponía. 72 En la práctica, los que DSDUHQWDEDQ VHU SULYLOHJLRV TXH EHQHÀFLDEDQ D OD SREODFLyQ GH OD (VSDxROD HQ JHQHUDO FRPR ELHQ H[SXVR DO UH\ HO FRQWDGRU 0DUWtQ 5XL] GH &KiYDUUL HQ FRQVWLWXtDQ UHDOPHQWH PHUFHGHV TXH VROR EHQHÀFLDEDQ D XQD FRUWD PLQRUtD ,PSRUWDQWHV PHMRUDV ÀVFDOHV FRPR OD GLVSHQVD WRWDO R SDUFLDO GHO DOPRMDULID] - go, conformaban un conjunto de privilegios que tenían como destinatarios, en teoría, a todos los vecinos; pero solo podían aprovechar esas ventajas los pocos que cargaban directamente los frutos de sus cosechas o crianzas por carecer HO UHVWR GH GLQHUR SDUD HPEDUFDUORV \ SRGHU HVSHUDU DO UHWRUQR VX EHQHÀFLR Frecuentemente, muchos de ellos cuando recolectaban sus productos ya los te- nían de antemano empeñados a un pequeño y poderoso grupo que dominaba el comercio insular y en el que aparecen nombres de la élite capitalina, aparte GH ORV TXH VH GHGLFDEDQ DO FRPHUFLR H[FOXVLYDPHQWH DOJXQDV DXWRULGDGHV PLHPEURV GH ORV FDELOGRV FLYLO \ HFOHVLiVWLFR RÀFLDOHV GHO SUHVLGLR DOJXQRV
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