Historia General del Pueblo Dominicano Tomo II

116 La decadencia de la población y de la economía de estancias hasta mediados del siglo XVII efectuó en subasta, a pedimento de acreedores, e incluía los pertrechos para la elaboración del azúcar. Para establecer una comparación entre los precios, SRGHPRV VHxDODU TXH HQ RWUR H[SHGLHQWH VH YDORUD OD PLWDG GH XQ QDYtR GH 600 toneladas construido en Santo Domingo en 18,000 ducados de plata. En 1629, el capitán Andrés de Ollo adquirió el ingenio de doña Leonor de Berrio, igualmente enajenado a petición de acreedores. En general son escasas las QRWDV VREUH YDORUDFLRQHV GH ÀQFDV U~VWLFDV LQJHQLRV PRQWHUtDV ODV TXH VH encuentran permiten deducir que su valor en venta era bajo. En el resto del territorio no había problemas respecto a la disposición del suelo y a pesar de ello la producción se fue limitando a la destinada a la simple subsistencia en OD PD\RUtD GH ODV H[SORWDFLRQHV LQVXODUHV 7UDV ODV 'HYDVWDFLRQHV VREUHYLYLHURQ SRFDV H[SORWDFLRQHV HVFODYLVWDV HQ la isla; entre ellas podemos citar la de Juan de Escobar, junto al Casuí, cuya posesión originó entre 1615 y 1658 dos largos y complicados litigios en los que aparecen involucradas varias haciendas ganaderas ubicadas en la sabana de 7DYLOD \ SUR[LPLGDGHV 6XV SURSLHWDULRV R ORV TXH SUHWHQGtDQ VHUOR R OOHJDU D VHUOR SUHYLD FRPSUD UHVLGtDQ HQ OD FDSLWDO 6DQWR 'RPLQJR (Q HO FRQÁLF - to legal se convirtió en confrontación violenta, entre el que era por entonces dueño del hato La Lima, don Rodrigo Pimentel, y don Francisco de Ávila, que defendía también su derecho a la propiedad del mismo hato. 59 Uno de los más conocidos propietarios de estancias fue don Rodrigo Pimentel, capitán de milicias y regidor del Cabildo, personaje de los más relevantes de la isla a lo largo de casi medio siglo. Sobresalió además por su pertenencia a la élite de Santo Domingo, ya que su familia era de las más antiguas de la colonia. Uno de sus antepasados fue el primer patrón del convento de Santa Clara, donde luego sería él mismo enterrado. Destacó sobre todo por sus actividades como prestamista, usurero y comerciante, llegando a amasar una de las pocas fortunas considerables durante el si- glo XVII , posiblemente la mayor. En 1680, según datos ofrecidos por Peña Pérez, se dijo que sus bienes estaban valorados en más de 850,000 pesos y frecuentemente prestaba dinero a las Cajas de la Real Hacienda, sumas que en ocasiones llegaron a sobrepasar los 55,000 pesos. 60 No se puede desligar su nombre de la historia dominicana ya que vivió hasta 1683. De joven se había iniciado en la vida religiosa, llegando a tomar órdenes menores, y FDVL DO ÀQDO GH VX YLGD LQJUHVy QXHYDPHQWH FRPR UHOLJLRVR SDUD HVFDSDU más fácilmente a la acción de la justicia. Entre otros bienes, era propietario de una estancia en la ribera del Haina con dos cacaotales, uno con 29,686 árboles y otro de 3,000 arbolitos jóvenes, y de otra estancia en la Isabela en la que contaba con 5,896 árboles. 61

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