Historia General del Pueblo Dominicano Tomo II

Historia general del pueblo dominicano 111 SDUWH GH /D 9HJD D 6HYLOOD FRQ ORV FRUUHVSRQGLHQWHV EHQHÀFLRV SDUD OD 5HDO Hacienda. Por último, resaltaban la importancia que el tabaco tenía para los esclavos, quienes podrían llegar a alzarse si les faltaba por lo habituados que estaban a su consumo y con el que enmascaraban otras necesidades, considerándolo como medicina, medio de evasión en sus escasos ocios e incluso como alimento. 50 Pese a la prohibición, la Casa de la Contratación de Sevilla registra entre 1612 y 1614 un total de 322,757 libras de tabaco embarcadas en Santo Domingo para aquel puerto, cabeza por entonces del monopolio comercial de la Corona de España. 51 En 1614 otra Real Cédula permitía el cultivo de la preciada plan- ta en cualquier lugar de los dominios españoles en América que poseyeran el suelo y los medios adecuados para ello, con la condición de que todo el producto se enviase a España para su comercialización. Casi con seguridad HQ OD FRQFHSFLyQ GH DPEDV &pGXODV DGHPiV GHO DIiQ ÀVFDOL]DGRU LQÁX\HURQ los intereses de los comerciantes que centraban su actividad en Sevilla. Estos QR TXHUtDQ SHUGHU ORV EHQHÀFLRV GH XQ FRPHUFLR TXH VH SUHVHQWDED UHQWDEOH \ creciente, aumentando la demanda de este producto de día en día por parte GH ORV HXURSHRV 3RU OR TXH UHVSHFWD D 6DQWR 'RPLQJR HVWDV H[SHFWDWLYDV QR se cumplieron. Se convirtió así el puerto hispalense en el centro del mundo del tabaco, estableciéndose en Sevilla, receptora única de este producto ame- ricano, la primera fábrica para su elaboración. En 1623 las Cortes de España resolvieron el establecimiento del monopo- OLR GHO WDEDFR FRQ HO ÀQ GH HQULTXHFHU ODV DUFDV S~EOLFDV /DV UHQWDV TXH GH HOOR VH REWXYLHVHQ VH GHGLFDUtDQ EiVLFDPHQWH D ÀQDQFLDU REUDV GH FDUiFWHU S~EOLFR y social, sobre todo obras de construcción. Mientras tanto, seguía producién- dose tabaco en Santo Domingo, aunque su comercialización era escasa. Tenemos pocas noticias sobre el precio del tabaco dominicano. En los años cincuenta, en Sevilla se distinguían tres tipos de tabaco según su pro- cedencia y con variada cotización; el de Barinas se cotizaba a razón de 119 maravedíes la libra (esto es, a 87.5 reales la arroba); el de Cuba, en rollo, se cotizaba a 100 maravedíes la libra; y el tabaco en manojos de Cuba y Santo Domingo se evaluaba a 50 maravedíes por libra. 52 La producción de tabaco en la parte este de la Española descendió nota- blemente, en especial a partir de 1640. Coincide ese descenso con los inicios del auge del cacao y la dura competencia del emergente tabaco cubano y más aún el de la colonia inglesa de Virginia, donde John Rolfe había introducido su cultivo hacia 1611. En la segunda mitad del siglo, el tabaco en la Española se hallaba en plena crisis y su cultivo se reducía a lo necesario para abastecer al consumo de sus habitantes. El aforo de 200,000 libras anuales de cosecha

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