Historia General del Pueblo Dominicano Tomo II
106 La decadencia de la población y de la economía de estancias hasta mediados del siglo XVII agricultura que tendió hacia la mera subsistencia, sin un volumen considera- EOH GH H[SRUWDFLyQ Los renglones de cultivo de las estancias Jengibre. El jengibre, apreciado en Europa como planta medicinal, ocupó HO VHJXQGR OXJDU HQ OD DJULFXOWXUD GRPLQLFDQD FRQ ÀQHV FRPHUFLDOHV VXSHUDQ - GR VXV H[SRUWDFLRQHV D ODV GH D]~FDU HQ ODV GpFDGDV TXH YHQLPRV WUDWDQGR \ SXGLHQGR FRQVLGHUDUVH WDOHV H[SRUWDFLRQHV FRPR SULQFLSDO IXHQWH GH LQJUHVRV en estos años. Ya en la primera mitad del siglo XVI se había introducido este UL]RPD HQ 0p[LFR DXQTXH WDUGy DOJXQRV DxRV HQ OOHJDU D ODV $QWLOODV GRQGH se adaptó rápidamente. Una Real Cédula de Felipe II, en 1573, recomendaba a las autoridades de Santo Domingo el fomento de su cultivo. 40 Efectivamente, así se hizo en las siguientes décadas; la Corona favoreció el cultivo del jen- gibre en Santo Domingo y Puerto Rico, ya que por ser más fácil, necesitaba menos inversión en instalaciones y esclavos que el del azúcar. Para solventar los problemas originados por este renglón, entre los que quizás fue el más trascendente el hecho de que pronto fue objeto de contrabando por la gran demanda que había en el norte de Europa, el Cabildo de Santo Domingo dio unas ordenanzas que limitaban a 80 arrobas de semillas de jengibre las se- PHQWHUDV GH FDGD ODEUDGRU OR TXH VXSRQtD XQD H[WHQVLyQ D FXOWLYDU GH D 5,400 metros cuadrados. Tras estas medidas se alzaron protestas por parte de ORV YHFLQRV GH OD FDSLWDO ORV PiV LQWHUHVDGRV HQ VX H[SORWDFLyQ Tras un corto espacio de tiempo, los precios del azúcar fueron superados SRU ORV GHO MHQJLEUH HQ ORV PHUFDGRV H[WHULRUHV /DV ODEUDQ]DV GHO QXHYR SURGXF - WR DGTXLULHURQ UiSLGR LQFUHPHQWR DVt FRPR VX GHPDQGD GHVGH HO H[WHULRU (VWR hizo que los más pudientes vecinos de la capital quisieran acaparar el cultivo GHO MHQJLEUH HO FXDO H[LJtD DXQTXH HQ PHQRU JUDGR TXH ORV LQJHQLRV DEXQGDQWH mano de obra, tan difícil de conseguir en la isla y que se obtenía en detrimento de otras labores agrícolas, incluso las necesarias para la supervivencia. En la práctica casi todo el trabajo de dicho cultivo, o al menos un 90 %, recaía sobre los esclavos. Cassá calcula más de diez esclavos por estancia dedicada a este apreciado rizoma. En el caso de una cosecha de unos 30,00 quintales, resul- taría un rendimiento medio de siete quintales por esclavo durante el tiempo que se dedicasen a esa faena. 41 A comienzos del siglo XVII el cultivo del jengibre gozaba de relevancia dentro de la economía insular. El valor del producto embarcado para España VXSHUDED DO GHO D]~FDU \ ORV FXHURV HQ FRQMXQWR 'H ODV HVWDQFLDV H[LVWHQ - tes en la isla según el censo de 1606, se dedicaban 102 a su cultivo. Corrió
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